El «Salón García» de Vilagarcía de Arousa acogió, el pasado 22 de noviembre, el acto oficial de entrega de los premios «Gran de Area de aportación a la arquitectura», galardones con los que, un ano más, las delegaciones del Colegio de Arquitectos de Galicia de Vigo, Pontevedra y Ourense premiaron la "arquitectura cotidiana" o la "arquitectura de proximidad".

El jurado de esta edición 2019 estuvo formado por los tres presidentes de las delegaciones del COAG –Manuel Martínez Carazo (Vigo), Rafael Castro Armesto (Ourense) y Anselmo Villanueva Peón (Pontevedra)–; tres colegiados de cada una de las delegaciones seleccionados por las respectivas juntas directivas –Antonio Soliño Troncoso, por la de Vigo; Pablo Falcón Novoa, por la de Ourense y Cristina García Fontán por la de Pontevedra–; Alberto Quintáns Arrondo, colegiado premiado en los Gran de Area 2018 y elegido por consenso de las tres delegadiones y, finamente, María Luisa Pierres Lopez, secretaria de la delegación del COAG de Pontevedra que actuó como secretaria del jurado con voz pero sin voto.

Tras una primera revisión de todas las candidaturas, el jurado quiso destacar no sólo el incremento de las obras presentadas, –75 frente a los 56 de la pasada edición–, sino también la gran calidad de todas ellas que, tal y como señala el acta "son testimonio del buen hacer, del talento y del esfuerzo que se esconde detrás de cada trabajo".

Ese es precisamente el gran secreto de los Gran de Area, no sólo premiar esa arquitectura de proximidad, sino a todos y cada uno de los intervinientes en un proyecto arquitectónico y además, la conexión entre este y la sociedad.

Después de 19 ediciones, los Gran de Area han contribuído a la fusión de la ciudadanía y la arquitectura al ser premiadas la casa en la que uno vive, la recuperación de la fuente de su pueblo o ciudad que forma parte de su historia, la óptica de la que es cliente... lugares, en suma, que forman parte de su vida cotidiana a la que, con estos premios, se contribuye a poner en valor.

Son, además, un reconocimiento al trabajo colectivo frente a la individualidad. Unos premios en los que todos aquellos que contribuyen a que una obra pase de ser un proyecto a una realidad, se ven reflejados y se sienten parte del mismo.

El jurado lo tuvo complicado, de hecho, lo tuvo muy complicado a la hora de elegir entre 75 proyectos, los catorce premiados que, como siempre, lo fueron sin orden ni prevalencia porque todos los Gran de Area tienen el mismo rango y valoración. Afortunadamente, cuando se trata de premiar las cosas bien hechas, no hay primeros ni últimos.