iluminación

Manuel M. Carazo

arquitecto & lighting designer_ spot-lux iluminación y domótica _

 

Luz, arquitectura, personas... volver a los orígenes

Mi aproximación al mundo de la iluminación se realiza desde la perspectiva que me da mi formación como arquitecto pero también mi experiencia vital como ser humano. Mucho más allá de los conocimientos técnicos que he ido adquiriendo en mi trabajo como diseñador de iluminación, estas realidades son la base fundamental a la que siempre vuelvo.

Luz, emoción, personas

Parece una obviedad pero no olvidemos que los seres humanos hemos vivido condicionados por el ciclo solar durante siglos. Ahora sin embargo pasamos una gran cantidad de horas en espacios que con frecuencia disponen de un acceso limitado a la luz natural: oficinas, escuelas, fábricas… incluso nuestros hogares.

¿Pero sabemos cuál es la luz que necesitamos realmente? ¿Sabemos qué características y en qué condiciones tiene que tener para que nos encontremos confortables y nos genere bienestar?

Por eso es tan importante diseñar bien la luz de los espacios que habitamos: las escuelas dónde están nuestros hijos, las oficinas y despachos donde trabajamos, y las casas y espacios dónde vivimos, pues pasamos una gran parte de nuestra vida en ellos.

Los seres humanos tenemos una inteligencia natural innata que nos hace elegir ese lugar exacto bajo un árbol o una parra en el que nos encontramos bien un mediodía de verano, o alrededor de un fuego en las noches de invierno. Sin embargo con la luz artificial nos han despistado. Nos han vendido parámetros de cantidad y no de calidad. Especialmente desde la llegada del LED.

Conocer cómo la luz afecta a nuestro reloj biológico y que impacto tiene sobre nuestra retina, nuestros sentidos y nuestras emociones es fundamental para nuestra calidad de vida.

El reto de diseñar iluminación es el de ser capaz de definir la luz de un espacio adecuada para cada uso, para cada momento, para cada persona. Y hacerlo de forma bella, creativa y eficiente.

Cada proyecto, cada lugar, sea una intervención grande o pequeña, tiene sus condicionantes específicos y sus soluciones lumínicas. Hacerlo bien hará que mejore nuestro rendimiento y productividad, nuestra visión y percepción y nuestro estado de ánimo.

La luz y su relación con la sombra es la profundidad de los espacios, la textura de los materiales y los colores de lo que nos rodea. Si la luz no es la adecuada, si no tiene calidad, apreciaremos esas cualidades deformadas y de forma pobre.

Hay una cultura de la luz que debemos recuperar y fomentar. El LED es el presente de la iluminación pero al igual que sucede con los alimentos, no todo es lo mismo. Demandemos calidad y diseño. Que no nos engañen con tecnología barata. Huyan de la luz azul!

Permítanme un pequeño consejo; volvamos a los orígenes, escuchen a su memoria y déjense llevar por sus sentidos. Elijan esa luz que les hace sentir bien, que los emociona, que genera bienestar.