jardinería

Ángel Covelo
 

El primer árbol cristinano

La costumbre de adornar los árboles tiene una procedencia pagana y proviene del norte de Europa donde las tribus de la zona celebraban el nacimiento de Frey, el dios Sol, con la llegada del cristianismo se cambia el sentido del rito y pasa a conmemorar el nacimiento de Cristo. Se le atribuye a San Bonifacio, evangelizador de Alemania, “el primer árbol cristiano” pues cortó un pino y le colocó velas y manzanas, allá por el año 700, pero no es hasta el siglo XVII que se implanta en Alemania y de ahí al resto de la cristiandad.

Árbol de Navidad, más bien podría hablarse en plural, porque se utiliza un amplio grupo de árboles, generalmente coníferas, siendo el abeto rojo –Picea abies– el más común, también es frecuente el uso, entre otros, del abeto del Cáucaso (Abies nordmanniana), el pinsapo (abies pinsapo), o las distintas especies de cedros.

El abeto rojo es un árbol que puede alcanzar los 70 metros de altura, es originario de Europa central, tiene porte triangular con las ramas bajas perpendiculares al tronco y las piñas colgantes, razón por la que pertenece al género Picea pues los abetos, género Abies, las tienen hacia arriba. Es el más típico de los diferentes tipos de árbol de Navidad, aunque actualmente está en franca regresión por la competencia del árbol artificial, más feo pero más limpio y reutilizable. Los abetos cultivados para estas fechas generalmente están condenados a morir debido básicamente a la sobreproducción y al poco tiempo que se tiene para levantar los árboles del vivero, pues suelen llegar faltos de raíces y, al secar, cae el “pico”, engorroso de quitar.

Flor de Pascua, Poinsettia, Euphorbia pulcherrima Willd ex Klotz. El nombre del género en honor del médico griego Euphorbus, el específico del latín y significa la más bella. En sus lugares de origen, México y Guatemala, puede ser un arbusto de hasta 3 metros de altura. Las hojas son verdes, dentadas, las flores pequeñas de color amarillo y las brácteas de color, no siempre rojo, son confundidas a menudo con flores. El origen de su uso navideño parte del embajador de Estados Unidos en México, Joel Roberts Poinset, de ahí el nombre de poinsettia, que enviaba estas plantas a sus amigos como regalo, al estar en estas épocas las plantas en su máximo esplendor.

Acebo, acibro Ilex aquifolium L. El género obtiene su nombre por el parecido de sus hojas a las de la encina (Quercus ilex), y el de las especie del latín acus: agudo y folium, hojas, por las espinas que presenta en el borde de las hojas, se trata de un árbol perenne de hasta 20 metros de altura, con las hojas verde brillante y el fruto es una baya de rojo en invierno. Se veneraba en la antigüedad como árbol sagrado, su uso navideño es de origen anglosajón, colgaban ramas en las puertas para avisar a Santa Claus que dejara los regalos.

La recolección de acebo está prohibida al ser una especie protegida, la causa mayor era los estragos que causaban los “recolectores” para su venta en Navidad, también porque es fuente de alimento de muchas aves, en especial se habla del urogallo, especie extinguida en Galicia.

Rusco, Xilbarbeira. Ruscus aculeatus L. El nombre del género es el que le daban los romanos: ruscum, el específico del latín y significa provisto de aguijones por lo que pincha la rama modificada que tiene apariencia de hoja. Es un pequeño arbusto de hasta un metro de altura, con plantas masculinas y femeninas, siendo estas últimas las que dan las bayas de color rojo. Es una planta relativamente corriente en nuestros montes.

Muérdago, Viscum album L. El nombre genérico es el que le daban los romanos al muérdago, y album, del latín, que significa blanco por el color de sus frutos. Es una planta parásita que vive en árboles caducifolios y sobre algún pino. Mide hasta un metro, las hojas son verde amarillentas y el fruto blanco verdoso, las flores son una menudencia. El muérdago era sagrado entre los celtas como ejemplo baste el galo Panoramix, druida de la irreductible aldea gala que, armado con su hoz de oro, recolectaba el muérdago para la poción mágica que tan buen resultado les dio ante los romanos.