Todos a una

Gabriel Rodríguez Calvo

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www.gabrielrc.com

 

A principios de año algunos medios publicaron esta noticia: se ha rematado la estructura de un edificio de 8 plantas, construido totalmente en CLT. Se ha convertido así en el edificio residencial más alto construido en madera en España.

El edificio Cirerers es obra –en todos los sentidos– de sus 32 cooperativistas, acompañados por la gestora Sostre Civic. Esta treintena de valientes se ha parado en cada uno de los aspectos del proyecto; han prestado atención a cada paso, buscando la mejor solución a cada apartado. Y no solo la mejor solución para cada una de sus viviendas, sino para la vida en común de sus vecinos (de los que se unen y de los que vendrán) y para la vida de todos un poco, buscando el menor impacto posible.

La noticia se hizo eco sobre todo de esto último, de las soluciones técnicas de menor impacto ambiental. La estructura de madera CLT requiere de muchos menos recursos en su fabricación que los eternos hormigón y ladrillo (casi siempre inseparables). Además, al ser un sistema industrializado, el tiempo de puesta en obra es mucho menor.

¿Y por qué no se hace todo en CLT? Porque lo que sí requiere es de personas que se mojen: un promotor que se lance a por esta opción desconocida; un equipo de arquitectura que se pare a entender y aprender las posibilidades del sistema o su puesta en obra; y una constructora que abandone su zona de confort y se abra a dejar de lado los sistemas de siempre.

Y en el edificio Cirerers se han juntado, "todos a una": los treinta y dos promotores que lo han entendido y abrazado, el equipo de arquitectura que le ha puesto el cariño necesario y la constructora que se ha abierto a la innovación en una obra de cierta envergadura.

Lo mejor de esta iniciativa no es solo una solución técnica avanzada y eco-friendly, sino que esta actitud de apertura e innovación inunda todo el proyecto. De la mano de la gestora Sostre Civic, ya experimentada, se han incorporado en este edificio de viviendas ideas diferentes a lo que normalmente entendemos por promoción residencial.

En el propio diseño del edificio se ha optado por renunciar a edificabilidad para dar calidad a los espacios comunes. Otro tema a destacar: las zonas comunes no son las típicas escaleras, pasillos y portales, sino que albergan espacios de uso común. Las viviendas, sin ser más grandes que sus competidores más cercanos, ganan cualquier comparativa por la gran dotación de espacios comunes que tienen.

Por último, debe destacarse también el modelo de propiedad bajo el que opera esta cooperativa de vivienda. En mi defensa, solo he encontrado información en catalán al respecto, por lo que puede que no haya entendido la información al completo. Lo que sí creo que alcanzo a entender es que proponen un modelo basado en el derecho de uso, no en la propiedad ad eternum. Es decir, los cooperativistas se incorporan a la promoción con un derecho de uso, tanto de la vivienda escogida como de los servicios y espacios asociados. Cuando llegue el momento en que no la necesiten, pasará a manos de un nuevo usuario, manteniendo el valor de la vivienda por el servicio que presta a sus usuarios.

Iniciativas como esta demuestran que otros modelos de acceso a la vivienda son posibles. Lo que hace unos años solo se trataba sobre el papel, se hace realidad en casos como Cirerers e iniciativas similares. Puede que no llegue el momento en que todas las promociones de vivienda sean un calco de esta cooperativa catalana, pero ojalá la construcción sostenible o las alternativas a la compra dejen de ser noticia dentro de no mucho.