Hace apenas unos meses Yago Carleos, Director gerente de TrioMachine, explicaba en el blog de la Ingeniería Cotpa que gran parte del éxito de Galicia se debe a la sinergia intersectorial en aquellos sectores donde somos claramente líderes; no ya sólo en España sino a nivel internacional, como en astilleros, textil y alimentación. Recientemente –además– España se ha situado como el 2º país más visitado del mundo. Y aquí, Galicia, también tiene mucho que decir gracias al atractivo del Camino de Santiago o la más reciente candidatura para que las Islas Cíes formen parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad, una gran oportunidad para que Vigo se sitúe e identifique aún más en el mundo.

Sin embargo, y hasta que eso suceda, nos gustaría traer a colación una espectacular obra de ingeniería mundial que ha vivido la ría de Vigo por un periodo de casi 3 años así como su repercusión en las empresas de la comarca: hablamos de la ampliación del Puente de Rande.

El puente de Rande, con una antigüedad de aproximadamente 40 años, fue en su día –y durante muchos años– el puente atirantado más largo del mundo, con una longitud de más de 1,6 kilómetros. Durante estas 4 décadas ha servido como una rápida vía de comunicación entre la ciudad olívica y A Coruña pasando por la capital de la Comunidad, evitando así la vuelta a la ría. Con el crecimiento de las poblaciones adyacentes el puente comenzó a resultar insuficiente, con una cada vez mayor carga de vehículos diarios: hoy se cifra en un tráfico diario de más de 6.000 vehículos a la hora, 5 millones de usuarios al año. Así, hace apenas 3 años comenzaba la ampliación de dicho puente con una característica más que reseñable: nunca se cortó el tráfico mientras se procedió a dicha obra.

Diseño y construcción

Para la construcción de la ampliación del viaducto se tomaron en consideración 3 eventualidades: máximo aprovechamiento de la capacidad portante del puente actual, la nula afección medioambiental a la ría y la mínima afección a la circulación de la AP-9, ejecutando la obra sin cortes de tráfico.

Para ello, la ampliación del Puente de Rande se realizó por el exterior y se planteó mediante un modelo constructivo donde todos los elementos se llevaron a pie de obra por vía marítima, minimizándose así el tráfico rodado en los 4 carriles del puente.

En una primera fase se construyó un embarcadero desde donde se izaron las piezas necesarias para la construcción del puente. Sobre estas plataformas -y asociadas a los postes- se elevaron grúas de 123 metros de altura con ascensores que permitieron a los operarios trabajar; y todo ello, como hemos comentado, sin que el tráfico se viera interrumpido.

La siguiente fase fue el izado de los elementos de fijación de los tirantes, unos cajones que se construyeron en talleres y se desplazaron en embarcaciones hasta los pilones, izándose de manera hidráulica hasta la parte más superior del puente uniéndose mediante riostra. Estas piezas son las que están soportando los nuevos tirantes: un total de 80 nuevos tirantes.

Con el izado de las dovelas se realizó la unión rotulada con el tablero existente y el atirantamiento con los nuevos cables. A partir de esta primera dovela se van uniendo otras dovelas, con una longitud de 21 metros mediante una grúa desplazable. La construcción termina con las diferentes tareas de acabado, señalización y retirada de aquellos elementos auxiliares. Los nuevos carriles tienen un ancho de 3,60 metros. De manera adicional se han instalado 3 pasos de evacuación en cada sentido, de modo que permita evacuar rápidamente en caso de emergencia o bien por labores de mantenimiento de la estructura.

Gracias a estas obras el conjunto de empresas de la región ganan en competitividad al disponer de una vía de comunicación propia del siglo XXI y que permita una mayor rapidez en las comunicaciones; además de la ya intrínseca propia del puente, al haber sido el primer puente atirantado del mundo que se ha sometido a una ampliación.