ingeniería

Diego Patiño | Santiago Carro

estudio de ingeniería y arquitectura cotpa_

 

Energías renovables: algas y fotosíntesis

Hace unos meses trajimos a colación cómo la energía maremotriz será la más relevante en el futuro, sobre todo para Galicia, con más de 1.500 km de costa, se antojaría un desperdicio no aprovecharla. No en vano, la empresa Magallanes Renovables está ya aprovechando todo su potencial. Sin embargo, además de las ya “clásicas” eólicas, solar, ¿qué otras alternativas de energías renovables tenemos a nuestro lado?

Si nos adentramos en el paisaje gallego veremos cómo nuestros antepasados utilizaban los pequeños saltos de agua y regatos para conducirlos hasta los “muiños” (molinos) que empleaban para moler –y entre otras cosas– el trigo. Recogiendo dicho testigo, en pleno siglo XXI, la micro –y pico, en alusión a la pequeña cantidad de agua– hídrica genera una pequeña cantidad de energía hidroeléctrica, suficiente para pequeños consumos, quizás esporádicos. Muy en línea con estos pequeños consumos, podremos encontrar, también, energía incluso en la fotosíntesis de las plantas. Esta se obtiene de un modo muy aséptico y sin que las plantas sufran lo más mínimo. Aunque aún en desarrollo, esta energía funciona del siguiente modo:

La energía se obtiene directamente de las plantas y podría crear la energía suficiente para recargar, por ejemplo, la batería de un móvil estándar en apenas 90 minutos. Para ello se emplean paneles ubicados bajo tierra con un circuito capaz de generar una potencia de hasta 5 voltios. Dichos paneles se podrían ubicar debajo de huertos, con lo cual no afearía el paisaje estando a la vista.

El poder de las algas

Recuperando el dato de la cantidad de kilómetros de costa que posee Galicia, en su interior también hay un enorme potencial. Diversos investigadores están trabajando para desarrollar algas que puedan ser empleadas como biodiesel, una vez secadas y prensadas para poder así extraer su aceite.

Hace unos meses también señalamos cómo los gases que emiten las vacas (metano) podrían emplearse como una energía para determinados sectores. Así, una vez más, Galicia cuenta con miles de kilómetros cuadrados los cuales generan basura orgánica a partir de podas, desbroces, etc. Así, la posibilidad de almacenar toda esta basura en un tanque cerrado e introduciendo determinadas bacterias podría facilitar sin duda la  creación de gas metano y producir, en un segundo término, biogás.

Como vemos, la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma; ahora bien, hay que saber qué energía renovable podremos obtener en función de nuestra ubicación. Así, Andalucía –con zonas conocidas como la “sartén de Europa”, por sus elevados registros en el mercurio–, con también muchos kilómetros de costa, posiblemente obtenga un mayor rédito a partir de la energía solar que de la maremotriz o la eólica.