ingeniería

Diego Patiño | Santiago Carro

estudio de ingeniería y arquitectura cotpa_

Carreteras ecológicas

Pensemos que de poco sirve invertir todo el esfuerzo del mundo en desarrollar vehículos ecológicos, cero contaminantes, si las carreteras por las que circulan no son precisamente "amigables" con el medio ambiente. Entre otras cosas, que los pavimentos garanticen adherencia de los neumáticos –así como impermeabilidad del trazado– se debe gracias al betún que se impregna en las carreteras. Sin embargo, éste no es renovable, es un producto derivado del crudo del petróleo (es importante resaltar que las ventajas de los derivados del petróleo hacen que, con mucha diferencia, sea el elemento más usado a nivel mundial si lo comparamos con otros productos como breas y alquitranes o incluso asfalto).

Se ha intentado reducir el consumo de energía y las emisiones a la atmósfera empleando “asfaltos verdes” (No se trata de un producto sino de un conjunto como betunes fabricados con polvo de neumático de las ruedas fuera de uso, betunes y emulsiones bituminosas para reciclar carreteras que ya se han desgastado por su uso, ligantes bituminosos que permiten fabricar mezclas a una menor temperatura que la que se emplea tradicionalmente.)

Así las cosas, ¿cómo hacer carreteras ecológicas, para coches (también) ecológicos? Y la respuesta la tenemos mirando...al mar. Todo arranca en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, popularmente conocidos como ODS. En las principales agendas de todo el mundo y planes intergubernamentales figura siempre la misma pregunta: ¿qué hacer para lograr una movilidad interurbana verde, con cero emisiones de CO2? Así, los ODS apuntan a una modernización de aquellas infraestructuras, bien por quedarse obsoletas bien por ser nuevos desarrollos, relacionadas con dicha movilidad.

Según donde se ubique la carretera hay que analizar qué meteorología le afectará los 365 días del año: heladas, lluvias torrenciales, exceso de calor…

Y la manera tradicional de pavimentar calles y carreteras no pasa por ser –precisamente– la más ecológica. Nos referíamos anteriormente al betún. Este componente está presente en la mayor parte de las carreteras del mundo. Sólo en Europa se estima que se consumen cerca de 10.000 millones de toneladas para este propósito y los departamentos de I+D+i están buscando otros materiales que aporten las mismas cualidades y que sean –éstos– renovables. Investigadores están estudiando cómo una variedad específica de microalga podría presentar las características mínimas básicas (y tras un proceso químico) para sustituir al betún; tanto por su textura como por ser hidrófugo.

A priori podría ser la solución de partida para crear bioasfaltos, a partir de materiales renovables. Otras opción que adquiere peso específico es la lignina, un polímero que se encuentra en la corteza de los árboles y que impide la entrada de agua en el cuerpo de la célula.  estableciendo una pequeña "nota al margen", Galicia cuenta con más de 1.500 km de costa, un gigantesco vivero de algas; y, por otro lado, la masa forestal gallega: en 2020 el volumen de aprovechamiento superó los 9.703.422 de metros cúbicos de madera, y que supone más del 50 % de la producida en toda España.

Por ello, y con estos datos, Galicia tiene dos importantes bazas a su favor para liderar un mercado –aún muy incipiente– que previsiblemente facturará miles de millones de euros en el medio y largo plazo, una vez que se prohíban definitivamente el uso de materiales contaminantes en la construcción de carreteras y viales.