medio ambiente

Maruxa Pérez Vázquez

presidenta de aproema_

 

Árido reciclado: calidades, usos, ventajas
y desventajas

La Ley de residuos y suelos contaminados (Ley 22/2011), define como “residuo” cualquier sustancia u objeto que su poseedor deseche o tenga la intención o la obligación de desechar. Más específicamente, según el Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero, por el que se regula la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición, residuo de construcción y demolición (RCD) es cualquier sustancia u objeto que, cumpliendo la definición de “residuo” se genera en una obra de construcción y demolición.

Según el Real Decreto 105/2008, de 1 de febrero, por el que se regula la producción y gestión de los residuos de construcción y demolición, residuo de construcción y demolición (RCD) es cualquier sustancia u objeto que, cumpliendo la definición de “residuo” se genera en una obra de construcción y demolición. Si bien la definición de RCD abarca a cualquier residuo que se genere en una obra de construcción y demolición, el ámbito de aplicación del Real Decreto 105/2008 exceptúa los siguientes:

  • Las tierras y piedras no contaminadas por sustancias peligrosas (LER 170504) reutilizadas en la misma obra, en una obra distinta o en una actividad de restauración, acondicionamiento o relleno, siempre y cuando pueda acreditarse de forma fehaciente su destino a reutilización y se cumpla la normativa de aplicación (Orden APM/1007/2017, de 10 de octubre, sobre normas generales de valorización de materiales naturales excavados para su utilización en operaciones de relleno y obras distintas a aquéllas en las que se generaron).
  • Los residuos regulados por el RD 975/2009 sobre gestión de los residuos de las industrias extractivas y de protección y rehabilitación del espacio afectado por las actividades mineras (modificado por el Real Decreto 777/2012).
  • Los lodos de dragado no peligrosos reubicados en el interior de las aguas superficiales derivados de las actividades de gestión de las aguas y de las vías navegables, de prevención de las inundaciones o de mitigación de los efectos de las inundaciones o las sequías, reguladas por el Texto Refundido de la Ley de Aguas, por la Ley 48/2003, de 26 de noviembre, de régimen económico y de prestación de servicios de los puertos de interés general, y por los tratados internacionales de los que España sea parte.

A los residuos que se generen en obras de construcción o demolición y estén regulados por legislación específica sobre residuos, cuando estén mezclados con otros residuos de construcción y demolición, les será de aplicación el Real Decreto 105/2008 en aquellos aspectos no contemplados en la legislación específica.

Los residuos de construcción y demolición (RCD) proceden en su mayor parte de derribos de edificios e infraestructuras o de rechazos de los materiales de construcción de las obras de nueva planta y de pequeñas obras de reformas en viviendas o urbanizaciones, así como de obra civil. Se conocen habitualmente como “escombros”. Con arreglo a la legislación española (Ley 22/2011) las competencias sobre el control de su producción y gestión corresponde a las Comunidades Autónomas, a excepción de los RCD procedentes de obras menores y reparaciones domiciliarias, cuya gestión (al menos la recogida, transporte y tratamiento) corresponde a las Entidades locales. Una parte importante de estos residuos todavía se llevan a vertederos, creando de esta forma un gran impacto visual y paisajístico, además de un impacto ecológico negativo al rechazar materiales que con un adecuado tratamiento, podrían ser reciclados. En otros países hace años que recicla entre el 75 y el 95% de los materiales contenidos en los RCD.

En la práctica, los residuos de construcción y demolición que son procesados para su reciclaje incluyen una variada serie de materiales, entre los que se encuentran productos cerámicos, residuos de hormigón, material asfáltico y en menor medida otros componentes como madera, vidrio, plásticos, etc.

Los escombros mixtos o cerámicos pueden tener dos orígenes muy diferentes:

  • Residuos producidos en las operaciones de demolición de estructuras de edificación. En este tipo de residuos se engloban materiales muy variados como pueden ser: ladrillo, ladrillo silico-calcáreo, mezclados o no con hormigón, y pueden contener un elevado porcentaje de impurezas en el caso de que no se realice una demolición selectiva.
  • En menor medida, ladrillos elaborados en fábricas, que son rechazados por no cumplir las especificaciones pertinentes. En este caso se trata de materiales muy  homogéneos.
  • Los escombros de hormigón, sin embargo, proceden mayoritariamente de las demoliciones de obra civil.

Fuente: CEDEX. Ficha técnica. Residuos de Construcción y Demolición. 2014

Valorización

Las propiedades de los residuos de construcción y demolición varían notablemente en función de su origen y composición. Es conveniente diferenciar entre los materiales que tienen su origen en la construcción y demolición de edificación y estructuras, de los que proceden de capas de firmes (CEDEX, 2014). Los primeros pueden presentar en su composición una amplia variedad de residuos, algunos incluso peligrosos, que pueden contaminar otros valorizables y que en cualquier caso deben separarse, preferiblemente en la propia obra. Los segundos, suelen presentar una mayor homogeneidad, menor presencia de posibles productos contaminantes en origen, requieren en muchos casos equipos y tecnología específica, y la incidencia del transporte en el coste de la valorización y puesta en obra de los áridos reciclados en la misma carretera es menor. De forma sencilla, se deben considerar, para su clasificación y tratamiento y, por tanto, para determinar sus posibilidades de reciclaje:

  • Propiedades físicas: El tamaño de los escombros es muy heterogéneo y depende del tipo de técnica de demolición utilizada. Estos residuos pueden tener impurezas y contaminantes como metales, vidrio, betún, materia orgánica y yeso.
  • Propiedades químicas: La composición química de los escombros de hormigón depende de la composición del árido utilizado en su producción, puesto que más del 75% del total del hormigón lo constituye el árido, siendo el resto los componentes de hidratación del cemento, silicatos y aluminatos cálcicos hidratados o hidróxidos cálcicos (CEDEX, 2014).

Y también hay que tener en cuenta que estas características de puede mejorar sustancialmente, teniendo en cuenta:

  1. Las técnicas constructivas, la selección de materiales y el diseño de las construcciones puede determinar la mejora de la separación posterior de materiales relativamente "puros" u homogéneos que faciliten el reciclaje.
  2. Las técnicas de derribo y demolición, dirigidas a lo que hoy en día se denomina la "de-construcción" pueden optimizar considerablemente las calidades de los RCD que llegarán a las plantas de tratamiento y producción de árido reciclado.
  3. Las técnicas de tratamiento en las plantas de reciclaje, y sobre todo el control y la trazabilidad, permiten obtener áridos que compitan en características ecológicas con el árido natural, a la vez que aporte garantías de un producto "limpio" en sus nuevas aplicaciones, es decir, sin riesgos de trasladar contaminación al medio.

Esto hace que haya que diferenciar dos fases en el procesamiento de los RCDs: la separación en origen y el reciclado de los materiales.

Se entienden como áridos reciclados a aquellos resultantes del tratamiento de material inorgánico previamente utilizado en la construcción.

Las características de los áridos de reciclados dependen, de las características de los materiales de los que proceden;

Árido reciclado procedente de hormigón
Los áridos reciclados procedentes de hormigón presentan cierta heterogeneidad en sus propiedades, debida principalmente a las distintas características de los hormigones que llegan a la planta de reciclado, a los sistemas de trituración empleados y a la presencia de impurezas.

En general, la calidad del árido reciclado está claramente influida por la fracción considerada, presentando las fracciones finas unas peores propiedades (disminución de la densidad, aumento de la absorción, mortero, impurezas, partículas ligeras, terrones de arcilla, así como mayor contenido de cloruros y de sulfatos). Y, siendo, las fracciones gruesas, por lo general, de una muy buena calidad.

Árido reciclado cerámico o mixto
Las propiedades varían de acuerdo a la composición de los materiales, por lo que es necesario hacer una distinción entre los componentes principales y secundarios. Se considera como áridos reciclados cerámicos a aquellos que contienen al menos un 65% en peso de los siguientes componentes: ladrillo y ladrillo silico-calcáreo, mezclados o no con hormigón.

Salvando la posible presencia de sulfatos, este árido es muy interesante para cierto tipo de prefabricados en los que sin empeorar en otras propiedades frente al árido natural, se puede obtener un aligeramiento final de la pieza que la puede hacer óptima para prestaciones en la edificación en las que pueda ser interesante la reducción del peso.

Aplicaciones

La utilización de árido reciclado es cada vez más habitual en el campo de la construcción, en ámbitos muy variados como son la construcción de explanaciones (terraplenes y rellenos), capas de firmes de carreteras, o en la fabricación de hormigón e, incluso, en menor medida en la fabricación de prefabricados.

Los destinos de estos materiales reciclados dependerán de la naturaleza o composición mayoritaria de los residuos. Así, mientras que para explanaciones se suelen utilizar materiales procedentes tanto de residuos cerámicos, como de hormigón o mezclas de estos, para otras aplicaciones más restrictivas, como la fabricación de hormigón, los materiales reciclados suelen proceder de residuos de hormigón o en algunos casos de mezcla de residuos de hormigón y cerámicos.

Cada una de estas aplicaciones obliga a fijar distintos niveles de exigencias en las propiedades del árido reciclado.

Consideraciones medioambientales

Los residuos de construcción y demolición vienen incluidos en la Lista Europea de Residuos en el Capítulo 17 correspondiente a “Residuos de la construcción y demolición”. Los códigos correspondientes al subcapítulo 01 (Hormigón, ladrillos, tejas y materiales cerámicos) son los siguientes:

- 17 01 01 Hormigón
- 17 01 02 Ladrillos
- 17 01 03 Tejas y materiales cerámicos
- 17 01 06* Mezclas, o fracciones separadas, de hormigón, ladrillos, tejas y materiales cerámicos que contienen sustancias peligrosas
- 17 01 07 Mezclas de hormigón, ladrillos, tejas y materiales cerámicos, distintas de las especificadas en el código 17 01 06

Los áridos reciclados procedentes de hormigón procederían de residuos tipificados con el código 17 01 01, mientras que los áridos reciclados procedentes de fábrica de ladrillo procederían de residuos tipificados con los códigos 17 01 02, 17 01 03 y 17 01 07. Los residuos tipificados 17 01 06* son considerados residuos peligrosos.

El resto de subcapítulos incluidos en la citada lista, se derivarán a otros procesos de reciclaje: 02 Madera, vidrio y plástico; 03 Mezclas bituminosas, alquitrán de hulla y otros productos alquitranados; 04 Metales; 05 Tierra (incluida la excavada de zonas contaminadas), piedras y lodos de drenaje; 06 Materiales de aislamiento y materiales de construcción que contienen amianto; 08 Materiales de construcción a partir de yeso; 09 Otros residuos de construcción y demolición.

Si bien la mayor parte de los residuos que se generan en actividades de construcción y demolición no suelen revestir características de peligrosidad, su recogida de forma no selectiva provoca la mezcla de distintos tipos de residuos que en general no son peligrosos pero que, al mezclarse, pueden dar lugar a residuos contaminados en su conjunto, lo que impide someterlos a un aprovechamiento apropiado, o a que se envíen a vertederos que no cuentan con las barreras de protección adecuadas al tipo de residuo que reciben.

Entre los materiales y sustancias que pueden encontrarse entre los RCD y que pueden tener alguna característica de peligrosidad cabe destacar: Aditivos de hormigón; Adhesivos, plásticos y sellantes; Emulsiones alquitranadas; Materiales a base de amianto, en forma de fibra respirable; Madera tratada con fungicidas, pesticidas, etc; Revestimientos ignífugos halogenados; Equipos con PCB; Luminarias de mercurio; Sistemas con CFCs; Elementos a base de yeso; Envases que hayan contenido sustancias peligrosas (disolventes, pinturas, adhesivos, etc). Estos materiales es imprescindible separarlos en origen ya que presentan sustancias en mayor o menor medida tóxicas para las personas y los ecosistemas, o con otros tipos de peligros.

Sin embargo, la mayor parte de los RCD se pueden considerar inertes o asimilables a inertes, y por lo tanto su poder contaminante es relativamente bajo pero, por el contrario, su impacto visual es con frecuencia alto por el gran volumen que ocupan y por el escaso control ambiental ejercido sobre los terrenos que se eligen para su depósito.

Ventajas

Los principales beneficios ambientales que se obtienen con la producción de árido reciclado:

  • Disminución del volumen de escombros que se depositan en vertederos.
  • Reducción del número de explotaciones mineras necesarias para suministrar la materia prima original, con el consiguiente beneficio en cuanto a impacto ambiental y de protección de los recursos naturales.

Inconvenientes

Los aspectos ambientales negativos que se deben destacar son:

  • Generación de polvo, ruido y vibraciones producidos en las operaciones de tamizado y machaqueo en las plantas de procesado de los áridos, por lo que hay que estudiar el emplazamiento más conveniente y las dotaciones y protocolos preventivos necesarios para reducir y controlar su impacto ambiental. En el caso de plantas fijas de reciclaje de áridos es interesante situarlas en las proximidades de una planta de fabricación de hormigón a fin de obtener sinergias.
  • Posibles impactos sobre la salud, causados por el inadecuado manejo y/o protección frente a componentes peligrosos que pueden existir en los residuos (particularmente en algunos de demolición), como el amianto.

Protocolo de gestión de residuos de construcción y demolición en la UE

En septiembre del 2016 se publicó el "Protocolo de gestión de residuos de construcción y demolición en la UE" con el objetivo general de aumentar la confianza en el proceso de gestión de los residuos de construcción y demolición, así como la confianza en la calidad de los materiales reciclados procedentes de ambas actividades. Este objetivo se conseguirá mediante:

  1. la mejora de la identificación de residuos, la separación según el origen y la recogida;
  2. la mejora de la logística de residuos;
  3. la mejora del procesamiento de residuos;
  4. la gestión de la calidad;
  5. Condiciones marco y políticas adecuadas.

Fuente: Protocolo de gestión de residuos de construcción y demolición en la UE.
Septiembre de 2016