Aproin Digital 141 / Nueva era para las renovables  

Una nueva era para las renovables
en la edificación

José María González Moya

director general de appa renovables_

La construcción sostenible y la eficiencia energética son dos conceptos que han ido de la mano durante muchos años. Las energías renovables han sido una herramienta para hacer de nuestros edificios menos dependientes de los costosos combustibles fósiles, pero, sin embargo, las políticas destinadas a la integración de renovables en la edificación no han tenido éxito en el pasado. ¿Por qué donde antes se ha fracasado ahora tendremos éxito? Porque existe un factor que ha cambiado en el mundo renovable y ese es el coste de las tecnologías.

España es un país altamente dependiente de las importaciones energéticas. Del orden del 75% de nuestra energía debe ser importada de otros países. Este hecho inclina nuestra balanza comercial y provoca gran parte de nuestro déficit. A nivel europeo, las cifras son preocupantes sin llegar a la gravedad de España. Alrededor de la mitad de la energía del Viejo Continente proviene de otros países. Además de que estas importaciones tensionan la balanza de pagos, la dependencia energética supone una debilidad geopolítica para Europa. Somos dependientes de hidrocarburos cuyos precios no controlamos y que pueden variar bruscamente, pero es que, además, si un país productor decide no suministrarnos, como ya ha ocurrido con Rusia en el pasado, los ciudadanos y empresas de la Unión Europea sufren.

Cuando a finales de 2018 el Parlamento Europeo acordó un objetivo del 32% de renovables en nuestro mix energético para el año 2030, no tenía presente únicamente el compromiso medioambiental, la contaminación atmosférica o el cambio climático. Todos estos motivos son suficientes para encaminar nuestra economía hacia la descarbonización – que se espera total en el año 2050 –, pero el principal motivo para fijar objetivos renovables cada vez más ambiciosos es la vulnerabilidad que la dependencia energética supone para nuestra economía.

La hipoteca energética

Algo parecido a lo que ocurre con nuestro país y con la Unión Europea es lo que sucede con nuestros edificios. Las cifras que se conocen sobre la eficiencia energética de nuestro parque de viviendas nos muestra que ocho de cada diez edificios suspenden en este aspecto. Aunque la concienciación social, más que la obligatoriedad de la reglamentación, haya hecho que la nueva construcción tenga en cuenta los criterios de eficiencia energética, el gran parque de viviendas existente que debe enfrentarse a una mejora sustancial es inmenso e implica un gran trabajo por hacer.

Si analizamos ese 32% de objetivo que aprobó el Parlamento Europeo y que podríamos tomar como una buena aproximación a nuestras metas tras las distintas cifras (35%, 42%...) barajadas en los distintos planes presentados los últimos meses, podemos ver que gran parte del esfuerzo debe llevarse a cabo en la edificación.

La electricidad supone del orden de un 25% del total de la energía consumida, esto quiere decir que si todo el sistema eléctrico fuera renovable en 2030, algo excepcionalmente complicado, aún quedaría un 7% que serían renovables no eléctricas, básicamente usos térmicos y transporte. Las renovables en la edificación serán, por tanto, muy necesarias para cumplir con los objetivos, no solo en el ámbito eléctrico sino también en el térmico.

El concepto “hipoteca energética” se utiliza para reflejar todos aquellos costes que el usuario de una vivienda u oficina debe enfrentar debido a la eficiencia energética de la construcción. No es necesario que nos extendamos en una idea tan asimilada ya. Pero sí es importante que señalemos que un propietario de una vivienda u oficina tiene, hoy en día, una gran capacidad para deshacerse de esa “hipoteca energética”. Antes, las soluciones más coste-eficientes pasaban por algunas medidas de eficiencia energética, aquello de “el kWh que menos contamina es el que no se consume”. Sin embargo, con la reducción de costes de las tecnologías renovables esto debe revisarse.

Una reducción del 88% en 9 años

Hay muchas soluciones para conseguir que un edificio que no es eficiente energéticamente lo sea, pero la revolución que ha supuesto la reducción de costes de las energías renovables también ha llegado a la edificación, haciendo que soluciones antes al alcance de muy pocos, sean económicamente rentables.

Según los estudios periódicos que lleva a cabo el banco Lazard sobre los costes de las tecnologías de generación eléctrica, la fotovoltaica ha conseguido reducir sus costes un 88% en los últimos 9 años. Estos datos, de noviembre de 2018, ya habrán sido superados en una evolución tecnológica que parece no tener fin.

Aunque el dato ofrecido se refiere a las grandes plantas fotovoltaicas, que permiten unas economías de escala que las pequeñas instalaciones de autoconsumo no pueden obtener, los ciudadanos y las empresas pueden beneficiarse de esta forma de generación. Tras la publicación del Real Decreto-ley 15/2018 y el Real Decreto 244/2019, existe una regulación mucho más favorable para el desarrollo del Autoconsumo. No es raro encontrar instalaciones que se amortizan en 7 u 8 años y que, en el resto de vida útil (cercana a los 25-30 años), seguirá generando electricidad.

Renovables: más allá de la electricidad

Como ya se adelantaba en los objetivos macroeconómicos, la electricidad no es la única vía para incorporar renovables en nuestra edificación. La fotovoltaica, y el autoconsumo, son el ejemplo más claro por la evolución tecnológica y de costes que ha experimentado esta forma de generación. Sin embargo, son muchas las soluciones económicamente viables que están a disposición de ciudadanos y empresas.

Calderas de biomasa, geotermia, solar térmica… desde el subsuelo al tejado, existen distintas soluciones que pueden incorporarse para satisfacer los usos térmicos (calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria…). La solución ideal no existe y deben ser los profesionales los que identifiquen cuál es el recurso renovable existente y cómo aprovecharlo de la mejor manera. Para ello, las distintas facilidades (acceso al crédito, exenciones fiscales…) de las administraciones nacionales, regionales y municipales deben dejar libertad para que se elija la solución más apropiada.

Tenemos por delante una década apasionante en la que viviremos cambios sustanciales en nuestro modelo energético. Como ciudadanos, tenemos el derecho de poder beneficiarnos de estas tecnologías, desarrolladas y maduras, para poder disfrutar de importantes ahorros en nuestros costes energéticos. Sí, además, consideramos que no solo se está beneficiando nuestro bolsillo sino también nuestra salud y la del planeta, entenderemos que estamos ante una nueva era para las energías renovables en la edificación.