ingeniería

Diego Patiño | Santiago Carro

estudio de ingeniería y arquitectura cotpa_

 

(Posibles) usos de la ceniza volcánica
de La Palma

Desde el pasado 19 de septiembre –y ya va para casi dos meses– el volcán de Cumbre Vieja de La Palma está en continua erupción. Desde aquella fecha hasta hoy el volcán ha emitido a la atmósfera una media de 6.000 toneladas de dióxido de azufre. Pero también emana otros gases tóxicos como dióxido de carbono, ácido clorhídrico, mercurio, magnesio, bromo y arsénico, entre otros. Sin embargo, otro problema añadido es la cantidad –por toneladas diarias– de ceniza que expulsa el volcán, cubriendo calles, casas y todo lo que encuentre a su alrededor. De modo que hay que pensar –y rápido– y ver qué hacer con tantísima cantidad de ceniza.

La parte más negativa de la ceniza –en un primer momento– es que puede hacer invendible el producto (al deteriorarse por el rozamiento con la ceniza); hay que tener en cuenta que esta ceniza no es polvo por completo, sino que son minúsculos fragmentos que pueden estropear la fruta, amén de afectación de las estructuras de riego que puede comprometer la producción en el medio plazo.

De entrada tan gigantesca cantidad de ceniza se espera que se use en la agricultura debido a la gran cantidad de minerales que reposa en la misma, todos ellos extremadamente beneficiosos para esta actividad. Entre sus principales usos, la ceniza puede ser empleada para ahuyentar determinadas plagas, como hormigas, caracoles, babosas y ciertos tipos de oruga. Además la ceniza puede eliminar los hongos de las hojas. Hay que tener en cuenta que una gran parte de la actividad comercial de la isla son las plantaciones plataneras. En cualquier caso, hay que tener en cuenta la aplicación de dicha ceniza. Esto es así porque –en estos momentos– uno de los principales problemas con los que tienen que luchar los agricultores es conocer el estado del agua para regar dichas extensiones plataneras. Si la ceniza entrara en contacto con el agua no sólo sería inservible para el riego, sino que además podría afectar a los árboles en el medio plazo.

Lapili”: Quizás este término nos suene a todos muy ajeno, extraño. Lapili hace referencia a fragmentos piroclásticos, expulsados por un volcán durante una erupción y con un diámetro variable de 2 a 64 mm. En las islas Canarias esto recibe el nombre de picón.

Y el caso –y aquí está la “buena noticia”– es que estos piroclásticos ofrecen una alta resistencia al fuego, alta flotabilidad, durabilidad y –además– funcionar como un posible aislante térmico y acústico. Estas son parte de las bondades de este material en la construcción, ya sea para crear nuevos cementos como para crear hormigón, bloques y pilares o vigas.

Según manifestó Miguel Ángel San Juan, especialista en cemento del Instituto Español de Cemento y Aplicaciones (IECA), esperan ver dentro de muy poco casas y construcciones hechas con cemento cuya base sea, precisamente, esta ceniza. San Juan señala que ya se está estudiando qué concentración de este material será la más apropiada para construir con él.

La ceniza expulsada del volcán de La Palma es rica en aluminio, calcio y elementos químicos; compuestos que son la base para fabricar cementos de la más alta calidad.

Respecto a la ceniza menos consistente, más arenosa, podrá utilizarse –después de haber sido molida– para sustituir a determinadas arenas para hacer prefabricados como el conocido “bloque canario”.