Aproin Digital 130 / Por qué la tecnología nos hace mejores  

Por qué la tecnología nos hace mejores

Pedro Soria

director comercial de tinsa_

 

Ya se nos ha olvidado, pero hace no tanto nuestros tasadores realizaban los informes en máquinas de escribir, utilizaban su cámara de fotos y la cinta métrica y no salían de su despacho sin su callejero Almax bajo el brazo a la caza de letreros de ‘se vende’ para localizar ‘testigos’ de valor de mercado.

Esos mismos tasadores viajan hoy con un smartphone y un medidor láser. Un salto espectacular que casi es ya parte del pasado. La tecnología avanza de forma imparable y está poniendo a nuestra disposición nuevos sistemas que seguirán revolucionando aún más nuestro trabajo. Un cambio que, ojo, no es sencillo y, de hecho, no está al alcance de todos con la misma rapidez. Aún pasarán algunos años hasta que la gran mayoría del sector disponga de las herramientas que hemos podido implementar empresas pioneras con tamaño y músculo suficiente para adoptar la innovación.

Además de sufrimiento, la crisis ha traído al sector inmobiliario la necesidad de modernización. En el caso particular del sector de la valoración, se trata de un paso obligado para cumplir con las expectativas que cualquier promotor inmobiliario espera de nosotros: transparencia, conocimiento y calidad. En definitiva, confianza como asesores integrales inmobiliarios.

Internet nos ha permitido mejorar la calidad de la comunicación con los usuarios, en general: presupuestos y pagos online, trazabilidad del encargo o sistemas de validación de firma digital, por poner algunos ejemplos. Pero el gran salto tecnológico se ha producido en la calidad de los productos y servicios que generamos. Contamos con nuevas capacidades tecnológicas que mejoran la precisión y reducen el plazo de respuesta a clientes para los que somos un eslabón necesario en su cadena de producción, ya sean promotores, servicers o entidades financieras. Si la tecnología nos hace mejores, también lo serán ellos.

La llegada de empresas puramente tecnológicas a nuestro sector ha sido, sin duda, un estímulo y nos ha marcado el camino. Hoy, y hablo en nombre de lo que conozco, de Tinsa, tenemos poco que envidiarles y, por contra, tenemos un punto diferencial que cuidar y poner en valor: el dato comprobado. La capacidad de análisis global que aporta la tecnología se ve fortalecida por el conocimiento local que nos aporta una red técnica de profesionales que llega a cualquier punto del territorio.

Las posibilidades del mundo tradicional se han potenciado en el entorno tecnológico. A nuestros sistemas han llegado los motores de información georreferenciada, que nos permiten complementar nuestros datos con fuentes públicas de todo tipo y generar una base de datos de múltiples capas. El resultado son informes y predicciones más completos, con posibilidades de explotación limitadas solo por la imaginación del usuario. E incluso, algo inimaginable hace cinco años, hemos dado la bienvenida en nuestros modelos estadísticos al machine learning: sistemas que se entrenan solos con el aporte de datos en tiempo real y ‘aprenden’ para afinar los modelos. Esto no es futuro, es presente.

El efecto colateral de este nuevo contexto es la mejora de la transparencia en un sector tradicionalmente marcado por la opacidad. El análisis de grandes volúmenes de datos de valor se complementa con el análisis de múltiples indicadores de coyuntura del mercado inmobiliario (compraventas, visados, liquidez, rentabilidades, etc…) y se publica a través de informes de precios, de stock de vivienda nueva o suelo, accesibles por internet. Y se ha dado un paso más para crear herramientas interactivas, que permiten consultar online gráficos y bases de datos de precios locales desde nuestra página web. Otro granito de arena en la contribución a la transparencia al sector. 

Somos mejores (nosotros y vosotros) gracias a la tecnología en calidad, en transparencia y… también en tiempo. Otro elemento que vale su peso en oro. Es muy significativa la mejora en la optimización de la gestión de los encargos, tanto en la fase inicial como al término del proceso, en el departamento de visado. Una programación basada en la geolocalización de nuestros profesionales y los encargos permite, mediante complejos algoritmos, la elección del técnico óptimo para reducir los desplazamientos y acotar las áreas geográficas de actuación para asegurar la especialización en el mercado. ¿El resultado? Reducción de los tiempos de respuesta y mayor fiabilidad del resultado de la valoración.

A esta agilidad inicial se une la incorporación de herramientas como la APP del tasador, absolutamente pionera en nuestro sector, con la que una extensa red de más de 1.300 profesionales puede gestionar desde su smartphone todo su flujo de trabajo. Y, a través de una plataforma de acceso remoto, los tasadores recogen y envían durante la visita al inmueble toda la información, incluida la documentación gráfica (fotografías y planos). Al final del proceso, en nuestras oficinas, el área de Bussines Intelligence (otro ‘palabro’ desconocido hace un lustro) centraliza toda la información y la organiza en tiempo real de modo que toda la cadena conoce su carga de trabajo y el estado de cualquier encargo.

El esfuerzo ha sido (y es) grande para cambiar a un entorno tecnológico que no era nuestro habitat natural. La motivación no ha sido otra que colocar al cliente –promotor inmobiliario- en el centro de nuestra estrategia para aportarle un servicio de calidad: información, conocimiento y transparencia. El proceso es imparable. Y es apasionante.