Crear una ciudad mejor

Verónica González

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Finalizábamos nuestro último artículo con una referencia al informe de la UNESCO presentado en la Conferencia de Habitat III en Quito. En dicho informe la UNESCO aseguraba que las ciudades pueden ser más seguras, resilientes y sostenibles cuando se sitúa la cultura en el corazón de la planificación urbana. Y dejábamos en el aire la siguiente pregunta: Y ahora, ¿Qué queremos hacer con la panificadora? Se echa de menos en nuestra ciudad una red de equipamientos públicos que vertebren nuestra trama urbana y den respuesta a las necesidades y problemas actuales. Los datos sobre el consumo de alcohol en nuestros jóvenes ponen de manifiesto que hay varias cosas que no estamos haciendo correctamente. Y la respuesta a este problema no es unidireccional. Obviamente, el núcleo fundamental donde debe iniciar la solución es en la familia, pero sí que hay algo que, desde nuestro punto de vista, se pueda hacer, como es el fortalecimiento de una red de equipamiento, tanto cultural como deportivo y de carácter público. Diseñar la ciudad focalizándonos en los espacios comunes y en el beneficio que pueden reportar a la sociedad. Es curioso que en una ciudad con la orografía de Vigo, tan marcada por las cuestas, se diseñe una colina para una zona verde donde antes había una llanura. Probablemente el uso de ese parque sería mucho mayor si el diseño hubiese sido otro. Habríamos creado una zona de esparcimiento, un punto de encuentro que sumaría al bienestar de los ciudadanos. El urbanismo no consiste en producir casas y cumplir estándares, sino que esas casas y los estándares de cesión de zonas verdes, viario y equipamientos sirva para que vivamos mejor, para reducir desigualdades. Pero el ejemplo anterior, pone de manifiesto que el cumplimiento de la normativa no garantiza por sí mismo, que se alcance el objetivo final de crear una ciudad mejor para sus ciudadanos.

Por lo que no se trata de construir por construir, sino hacerlo pero pensando en quien lo va a usar, cómo va usarlo, qué medidas tomar para un mejor y más eficiente mantenimiento. Porque las dotaciones hay que construirlas, usarlas y mantenerlas en un estado óptimo, lo que se construye y no se usa es un fracaso,si no invertimos en su mantenimiento, no solo es un malgasto de dinero y recursos sino que puede ser un foco para la proliferación de actividades poco seguras. El parque de Castrelos, sistema general de la ciudad, es estupendo pero donde aparco sino vivo cerca. ¿Qué opciones de ocio tienen nuestros jóvenes? ¿cuál es el corazón de nuestra ciudad? ¿es la cultura?

Al acercarse a estudiar la trama urbana de Vigo se pone de manifiesto como la ciudad ha ido creciendo de una forma desordenada y sin un criterio rector. No se ha pensado en las necesidades de la población presente, ni futura; así nos encontramos bolsas de suelo sin desarrollar en zonas que por ubicación deberían estar totalmente consolidadas como por ejemplo la Seara. Avista de pájaro podría parecer que nuestra ciudad goza de una consolidada red de zonas verdes y espacios libres, pero al bajar el zoom son bolsas de suelo sin urbanizar. Alguien dirá que se han salvado de la especulación del “malvado” promotor pero yo veo que son parques sin crear,dotaciones sin desarrollar y viarios sin explotar que mejorarían la circulación y por tanto nuestra calidad de vida. Porque la ciudad ha de pensarse, diseñarse y construirse para que cada uno de nosotros viva mejor.

El cumplimiento de la normativa no garantiza el éxito en la planificación de una ciudad, pero la existencia de una buena normativa es fundamental para iniciar el camino hasta nuestro objetivo y si de normativa urbanística se trata no puedo terminar sin hacer referencia a uno de los principales juristas españoles y teóricos del urbanismo como es Rafael Arnaiz Eguren, el cual durante su vida profesional y desde su posición como Registrador de la Propiedad ha realizado una gran labor de investigación y de desarrollo de la normativa urbanística española, el cuál ha tenido una gran incidencia en la evolución de la normativa urbanística desde mediados del siglo XX hasta nuestros días, para garantizar que todas las operaciones económicas que conllevan la transformación del suelo se realicen con una clarificación precisa de la titularidad de los inmuebles afectados y con la garantía registral de las distintas operaciones que genera el proceso, sin las cuales difícilmente se habrían dado dichas operaciones económicas. Cierro el artículo con una definición extraída de su libro El hecho urbanístico y su tratamiento en el Derecho Positivo. “…Para intentar llegara una denominación unitaria de lo que significa en España la transformación del suelo, desde sus usos originarios, agrícolas, ganaderos forestales o cinegéticos, hasta constituirse en un espacio físico organizado progresivamente por el hombre, para facilitar el asentamiento de construcciones que puedan denominarse ya, medio urbano y que, organizadas conjuntamente de una forma determinada puedan integrar lo que hoy día conocemos como núcleos urbanos destinados al asentamiento de población, hemos elegido la denominación “Hecho Urbanístico”…

De acuerdo con los datos publicado por el Banco Mundial, en 2016 el 54,298 de la población mundial reside en ciudades, por lo que una buena planificación resulta fundamental.