informática

Christian Delgado Von Eitzen

ingeniero de telecomuncación_

 
 
 

¿Qué es la Cultura 4.0 y cuáles son sus objetivos y desafíos?

La Cultura 4.0 intenta describir todos aquellos procesos relacionados con poder transmitir las múltiples vertientes de la cultura a través de canales no solo convencionales, sino también aquellos que utilizan las “nuevas tecnologías” para poder llegar a un público más diverso, ser más interactivas, potenciar su difusión o, en general, mejorar en sus diferentes aspectos.

La Cultura 4.0 lleva implícita la promesa de una revolución que combina nuevas mentalidades, formas diferentes de hacer las cosas y de ejecutar los procesos, así como la utilización masiva, pero responsable, de tecnología que se integrarán en las organizaciones, las personas que potenciarán las relaciones entre ellos.

El concepto de cultura es muy amplio y despierta un animado debate. Según el diccionario de la RAE, en la acepción que es más acorde con el contexto del que tratamos es:

Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.

Por tanto, la cultura no solo afecta al mundo de la música, al teatro, espectáculos, libros, ópera, etc. sino que incluso podría extenderse a muchos otros. En este artículo lo definiremos más centrado en el contexto del arte (desde orquestas de música clásica a bandas de música –incluso de aficionados–, pasando por rock, obras de teatro, literatura, pintura, escultura, etc.) en sus múltiples formas.

Partiendo de este enfoque, podemos considerar “Cultura 1.0” como aquella “clásica” y en la que, por ejemplo, los asistentes a un concierto de música clásica, pop o rock, son meros sujetos pasivos que se deleitan con la música “sin hacer nada más” (ni nada menos, por ejemplo, aplaudir), los visitantes de un museo contemplan los elementos expuestos o los espectadores de una obra de teatro están en sus butacas escuchando lo que los actores representan, tanto de manera presencial como a distancia.

La Cultura 2.0 podríamos definirla como la incorporación de la web 2.0 y todo lo que ello conlleva a la Cultura 1.0. Mediante Twitter, Facebook, Instagram, YouTube o incluso WhatsApp y otros medios sociales, la cultura puede ser difundida de forma más amplia, tanto por las propias organizaciones culturales como por los propios usuarios que desean compartir y dar a conocer a su red de contactos y amigos y familiares lo que están disfrutando, ya sea un concierto, una obra de teatro, un libro, etc.

Vivimos en una sociedad “enganchada” a las redes sociales, y muchas organizaciones culturales siguen sin ver las grandes aportaciones de visibilidad que los “social media” pueden aportar.

Es importante que los artistas y organizaciones sean conscientes de las ventajas, aportaciones (e inconvenientes, claro) que la cultura 2.0 puede aportar.

La Cultura 4.0 va más allá de la Cultura 2.0, y no se queda en las redes sociales o formas de comunicar a través de Internet, sino que busca la integración de más tecnologías y nuevos planteamientos para mejorar en todos los aspectos.

Las organizaciones deben identificar las tecnologías que mejor satisfacen sus necesidades e invertir en ellas. Es necesario comprender las oportunidades cambios que se suceden para poder aprovecharlos.

Además de cambios tecnológicos, la Cultura 4.0 conlleva cambios en los paradigmas de actuación y de enfocar las situaciones. Me atrevería a decir que los cambios de mentalidad son incluso más importantes que la tecnología, ya que hay muchas herramientas para hacer lo mismo, pero no siempre se es consciente de su existencia y necesidad o idoneidad.

Los directivos de las organizaciones culturales (y, por supuesto, de otros ámbitos) deben adaptarse para acometer los cambios que transformará su negocio, y es que en el fondo cualquier institución cultural es un negocio que de una manera u otra debe cumplir sus objetivos (que en muchos casos es dar beneficios, aunque no siempre).

Es importante destacar que no solo los directivos deben empujar hacia la transformación digital de la organización, sino que lo ideal sería que todos participasen del proceso, apoyándose mutuamente.

Una iniciativa muy innovadora relacionada con la Cultura 4.0 es la que está siendo desarrollada por la Fundación Guerrero Cultura 4.0 en la que durante dos días (28 de febrero y 1 de marzo de 2019) ponentes de prestigio en el sector del desarrollo digital, Internet y las redes sociales disertarán sobre las múltiples posibilidades que nos ofrecen estas herramientas. Se incluye también la participación de entidades que hablarán de sus experiencias y una mesa redonda donde se pondrán en común ideas para crecer todos juntos.

Es importante comprender el potencial de esta cuarta revolución que está propiciando la tecnología y la llamada “Sociedad de la información”, ya que no solo afectará a la forma de comunicar (como en la Cultura 2.0) sino también en muchos más aspectos de la propia organización y su negocio (e incluso a la propia sociedad).

La utilización de tecnologías disruptivas como blockchain pueden aportar confianza y transparencia a la hora de realizar determinadas operaciones, como por ejemplo remunerar a los artistas de diferentes sectores por el uso que se hace de sus obras de manera transparente y reduciendo al mínimo imprescindible el número de intermediarios para que el auténtico creador reciba más ingresos por su trabajo.

Otras tecnologías que pueden potenciar esta Cultura 4.0 son el Big data, data mining. data analytics y business intelligence, así como la inteligencia artificial, la robótica, la realidad virtual y la realidad aumentada, la IoT o Internet de las cosas (Internet of things), o la impresión en 3D, entre otras muchas.

Debemos, eso sí, ser conscientes de que la utilización de tecnología y sistemas informáticos más o menos complejos con conexiones a Internet dentro de las organizaciones culturales conlleva riesgos desde el punto de vista de la seguridad informática y la ciberseguridad.

Todos los dispositivos conectados a Internet o a las redes de las organizaciones son susceptibles de ser accedidos o atacados desde dentro o incluso fuera de la misma organización a través de Internet. Las motivaciones de los atacantes pueden ser de muy diferentes tipos (reivindicación, búsqueda de beneficios económicos, venganza, etc.) pero por ejemplo en el caso de un museo con obras de arte valiosas, el intento de robo puede ser un aliciente poderoso.

Existen ya organizaciones criminales dedicadas a ofrecer el crimen como servicio crime as a service, por lo que los delincuentes interesados ya no es imprescindible que dispongan de las competencias tecnológicas necesarias, sino que pueden contratar los servicios de “hackers” malvados para hacer este trabajo que supone un importante negocio.

En definitiva, la Cultura 4.0 es el resultado de la aplicación de nuevas tecnologías y herramientas a los ámbitos de las organizaciones culturales y las personas que forman parte de ellas, pero la parte más necesaria es la apertura de mente, el cambio de forma de pensar y del paradigma a la hora de acometer las diferentes acciones y de comunicar.

No es sencillo en absoluto y la tecnología debe ser una herramienta y no un fin en sí misma como a veces parece.

El compromiso por la innovación debería llegar impulsado por la dirección y resonar a través de todos los miembros de la organización.

La Cultura 4.0 puede suponer una revolución del mundo cultural en todos sus aspectos y conviene tenerla presente.