energías renovables
Vivimos en un mundo hiperconectado. El comercio, las comunicaciones, el transporte… la interdependencia entre países, regiones y continentes es fundamental para aumentar nuestra cultura, nuestro conocimiento y nuestra riqueza. Por tanto, hablar de ser independiente puede parecer ir contracorriente. Pero vivimos tiempos complejos.
La dependencia energética de las importaciones no es algo malo de por sí. Suiza es famosa por sus chocolates y Bélgica por sus bombones, pero ni uno ni otro país tienen plantaciones de cacao. España no debería tener problemas por no contar con gas y petróleo, pero sí que tiene problemas por ello. Porque toda economía tiene como pilar fundamental la energía que consume, y la nuestra no es diferente. Todo nuestro tejido productivo depende de la energía y, si esa energía es importada, toda nuestra industria depende de las importaciones.
La invasión de Ucrania nos ha mostrado el lado oscuro de esa dependencia, pero no es la primera vez que ocurre. De forma periódica, los precios de los combustibles fósiles disparan su precio. Y de forma periódica, nuestra economía se resiente. El Viejo Continente ha identificado este como uno de sus principales problemas, lanzando planes como el #REPowerEU, jugando con el “RE” (Renewable Energy, energías renovables). Si la Comisión Europea confía en las renovables para ser más independiente energéticamente, mucho más nosotros que tenemos unos doce puntos porcentuales más de dependencia energética que la media europea.
Esta dependencia energética nacional de las importaciones supone una vulnerabilidad para la economía española que, con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, se ha vuelto más evidente para la sociedad y las empresas. Especialmente con los actuales precios de los combustibles fósiles, que han disparado el déficit energético: respecto al año pasado, el déficit energético de los cuatro primeros meses se ha multiplicado por 2,5, pasando de 6.400 millones de euros en 2021 a 16.100 millones de euros en 2022. Por hacer una comparativa, el déficit total de la economía española en 2020 fue de 13.422 millones de euros, como puede verse en el Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España. En los primeros cuatro meses de 2022, el déficit energético superó al del total de la economía española en 2020.
La economía nacional debe reducir su exposición a decisiones de terceros y, para conseguirlo en el ámbito económico, solo cabe apostar por el ahorro energético y la aceleración de la implantación de renovables. Desde el sector renovable animamos al Ejecutivo a dar pasos decididos en la incorporación de más energía renovable al sistema, algo que se puede conseguir a corto plazo con medidas que, en muchos casos, no tendrían coste para el sistema.
La electrificación con renovables y la sustitución directa de gas por renovables son estrategias en las que Gobierno y empresas trabajan desde hace años. Sin embargo, la urgencia de la crisis energética requiere apostar por medidas que aumenten la energía renovable en el corto plazo.
Desde la Asocciación hemos propuesto numerosas medidas que permitirían aumentar el aprovechamiento del potencial renovable nacional en un corto espacio de tiempo. Un mayor esfuerzo para evitar el vertido de energía primaria de origen renovable de las centrales actualmente en operación, la aceleración de la tramitación de las instalaciones renovables con los gestores de red, la extensión de las concesiones de agua para las centrales minihidráulicas o un cambio en la normativa que permita el vertido de excedentes de autoconsumo a instalaciones que actualmente no pueden hacerlo, permitiría disponer de más energía renovable en el corto plazo sin ningún coste.
Adicionalmente, proponemos promover de forma urgente la hibridación, el almacenamiento y la repotenciación de instalaciones renovables para conseguir un sistema energético que, con un 74 % de electricidad renovable, siga siendo perfectamente gestionable.
La Transición Energética es una carrera de fondo, si bien es importante la integración de renovables a corto plazo, es más importante la adecuación del actual Plan Nacional Integrado de Energía y Clima a las necesidades actuales del país y a la evolución que han experimentado las distintas tecnologías renovables. Unas energías que no son solo autóctonas, limpias y sostenibles, sino que, en el actual contexto de precios, son más necesarias que nunca para contener el efecto de la energía sobre la inflación.
Tenemos la opción de ser más independientes y, si lo hacemos con renovables, será positivo para nuestra industria, nuestros empleos, nuestra economía y nuestro medioambiente.