Aproin Digital 126 / Simplificación del planeamiento urbanístico  

Simplificación del planeamiento urbanístico

Verónica González

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En un país donde la aprobación de un plan general podría calificarse de actividad de alto riesgo, la Xunta de Galicia, ha dado un paso más hacia la tan ansiada simplificación del planeamiento urbanístico, con la aprobación inicial y sometimiento a información pública del documento modelo del Plan Básico Autonómico. Este documento que habrá de contener todas las afecciones derivadas de las legislaciones sectoriales e identificará los asentamientos de población existentes, servirá de guía para la redacción posterior de un plan básico municipal. Ambos documentos serán formulados por la Consellería competente en materia de urbanismo, promoviendo la colaboración de los ayuntamientos, dejando a potestad de cada uno la redacción de un Plan General de Ordenación Municipal.

En una comunidad autónoma donde el 64% de los municipios tienen menos de 5.000 habitantes creo que estos nuevos instrumentos de planeamiento creados en la Ley 2/2016, supone un paso hacia adelante ya que como hemos dicho en innumerables ocasiones el planeamiento tiene que ser un instrumento para que el proceso de urbanización genere desarrollo para el municipio. No obstante, nos queda un rango de 109 municipios que deben redactar un Plan General,  cuya población no pasa de los 100.000 habitantes, a los cuales no les queda otra alternativa que enfrentarse al farragoso proceso de redacción y aprobación de un plan general.

Ante este reto que deben afrontar los municipios con más de 5.000 habitantes me gustaría señalar varias pinceladas. Por un lado, destacar que a pesar del alto contenido técnico de un plan general, no podemos, como en una ocasión escuché a un político de nuestra comunidad, reducir la ordenación de nuestra ciudad a un mero documento técnico ya que eso sería una visión reduccionista de la realidad a la que nos enfrentamos. Un plan general tiene una gran carga política, es decir, al dibujar la ordenación tomamos decisiones que tratan de organizar la convivencia colectiva y resolver problemas que surgen derivados de esa convivencia, problemas medio ambientales, transporte, salud pública etc. Por lo que, un plan general es más que la aplicación de una serie de estándares, ya está ampliamente aceptado la necesidad de implicar a un equipo multidisciplinar que atienda a cuestiones más allá de los requisitos técnicos. Jonh Udy en su libro “A typology of urban a regional Planners, who plans?” realiza una matriz de 16 tipos de urbanistas. Lo cual nos puede dar una idea de que no es una labor tan sencilla.

Por último, quiero cerrar esta breve reseña dando las gracias a APROIN por la oportunidad que me ha dado a lo largo de estos tres últimos años de plasmar a través de la revista APROIN ideas, propuestas o quejas sobre la ordenación urbanística de nuestra ciudad. Me gustaría cerrar el artículo trayendo a nuestra memoria un artículo de la” Carta de Aalborg o Carta de las Ciudades Europeas hacia la Sostenibilidad” firmada inicialmente por 80 autoridades locales europeas y 253 representantes de organizaciones internacionales, gobiernos nacionales, centro científicos, asesores y particulares

Apartado I.5 Carta de Aalborg

“Nosotras, ciudades, reconocemos que no podemos permitirnos trasladar nuestros problemas ni a comunidades más grandes ni a las generaciones futuras. Por consiguiente, debemos resolver nuestras dificultades y desequilibrios primero nosotras mismas y, en su caso con la ayuda de entidades regionales o nacionales. Este es el principio de concertación, cuya aplicación dará a cada ciudad una mayor libertad para definir la naturaleza de sus actividades”

Muchas gracias.