Aproin Digital 179 / De viaje como viajeros  

de viaje como viajeros

Manuel Fernández Díaz

director de viajeros del mundo_ _

Marruecos: tan cerca y tan lejos

Marruecos es una monarquía constitucional, con legislatura bicameral y un sistema multipartidista con sufragio universal. El rey Mohammed VI es jefe de Estado.. Desde 1956, en que obtuvo su independencia de Francia, Marruecos es un país de África del Norte que limita con el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, y se distingue por las influencias culturales de bereberes, árabes y europeas.

En el imaginario de muchos españoles, Marruecos es un país realmente exótico y culturalmente interesante, y a menos de una hora cruzando el estrecho de Gibraltar … o a solo dos horas volando desde Madrid a Casablanca… Pero para otros muchos, un país muy lejano, y por el que “les da miedo transitar”, o les crea cierta repulsa.

A nuestra manera de ver, Marruecos es un país fascinante, lleno de cultura árabe y bereber, exótico y casi hipnótico, que nos podrá aportar decenas de experiencias inolvidables.

De las muchas posibilidades que existen de viajar al Reino Alauita de Marruecos, nosotros mostraremos una, volando desde Madrid a Casablanca, continuando en coche a Rabat, Mekenes, Fez, la travesía por las montañas del Atlas Medio, el desierto del Sahara y sus dunas de Merzouga, la Ruta de las Mil Kashbas, y finalmente Marrakech.

Ahí vamos!!

Casablanca

Casablanca puede comenzar a mostrársenos por El Boulevard de la Corniche, lugar emblemático donde dar un paseo a la luz del sol, y disfrutar con las mejores vistas al mar, y a las rocas que se encuentran en esta ciudad universal de mas de 6 millones de personas. Frente al paseo se halla la famosa playa Corniche, una de las más visitadas para la práctica de deportes como el surf. Y entre el Boulevard y la playa, la zona aparece poblada por gran cantidad de bares y restaurantes , muchos de ellos, con buenas piscinas, que evitan el riesgo de bañarse en las aguas bravas del Atlántico, y poder degustar los ricos productos de la gastronomía local en un ambiente sofisticado.

El pueblo marroquí tiene gran afecto a su soberano Mohamed VI , y aquí, en Casablanca, frecuentemente le veremos en fotos con la familia real: su hermano, el príncipe Moulay Rachid, sus tres hermanas, las princesas Lalla Meryem, Lalla Asma y Lalla Hasna, a su ex esposa la princesa Lalla Salma, y sus dos hijos, el príncipe heredero Moulay Hassan, de 19 años, y la princesa Lalla Khadija de 15 años

Casablanca es la mayor ciudad de Marruecos, así como su principal puerto, y está considerada el centro económico y comercial de Marruecos, mientras que la capital política reside en la ciudad de Rabat, a solo 80 kms de distancia. Casablanca es la sede de las principales instalaciones industriales marroquíes, y de las grandes empresas. Como en todas las ciudades imperiales, Mohamed VI, dispone aquí de un palacio, conocido como el Palacio del Sultán, situado en el corazón de la ciudad. Y justo a su espalda, se halla el barrio de Derb Sultán, uno de los barrios mas populares de Casablanca, que se organiza detrás de la Medina nueva de la ciudad. Derb Sultán, mas allá de la Medina Vieja, es un segundo corazón para Casablanca. Aquí hay muchísimas tiendas de todo tipo, la gente llega de toda la ciudad para visitar a un sastre y hacerse un traje a la medida, o para comprar fruta y verdura más barata que en el centro... También hay un mercado de remedios tradicionales donde se fabrican cremas caseras para curar cualquier enfermedad. O si lo que deseas es encontrar recuerdos tradicionales, tipo vasos de té, teteras, babuchas... este es tu lugar. Y, no nos engañemos, otro de los motivos para acercarse a este barrio, es su total autenticidad, y porque aquí los precios son más baratos que en el centro y hay muchos menos turistas. Durante un buen rato podrán disfrutar de el, y empaparse de su peculiar realidad.

La Plaza de Mohamed V es para Casablanca, lo que la Puerta del Sol es para Madrid. Es el punto de conexión entre la parte antigua y la moderna de la ciudad, y se ubica entre la antigua Medina y el moderno centro comercial, una mezcla de pasado y presente que siempre llama la atención a los visitantes. Esta plaza de Casablanca, que tiene en el centro una fuente con palmeras, se encuentra rodeada de hermosos edificios de clara inspiración morisca con toques franceses, que conforman un conjunto arquitectónico de gran belleza. Recibe su nombre en honor a Mohamed V, quien fuera rey de Marruecos y uno de los principales artífices de la independencia de su país del colonialismo francés.

Pero, sin ninguna duda, la obra mas bella y mas buscada en Casablanca, es la moderna Gran Mezquita de Hassan II, el templo más alto del mundo, y el segundo más grande (después de la mezquita de La Meca ). Cuenta con las últimas tecnologías como resistencia a terremotos, techo que se abre automáticamente, suelo con calefacción o puertas eléctricas.

La designación de Casablanca como sitio de construcción fue decidida por el rey Hassan II, ya que, según sus palabras, la capital del poder económico debía poseer un emblema que la distinguiera sobre las demás poblaciones del país. Se construyó entre julio de 1985 y agosto de 1993, y en la construcción trabajaron unas 2500 personas y 10 000 artesanos marroquíes, quienes emplearon mármol, granito, madera, mosaicos, y escayola, para elaborar los techos, suelos, columnas, etc. El coste aproximado de la mezquita fue de unos 5494 millones de dirham (unos 504,85 millones de euros), siendo la altura de su minarete de 172 metros. Puede albergar hasta 100 000 creyentes (80. 000 en el patio y 25 000 en la sala de oraciones). Su situación en una península artificial sobre el agua del océano, se debe a que Hassan II se inspiró en el siguiente versículo del Corán: «El trono de Alá se hallaba sobre el agua».

Rabat

Rabat es la capital del reino, ciudad administrativa, ministerial y funcionarial. Es también la sede de las embajadas de países extranjeros, y por su valor cultural e histórico, ha sido declarada Patrimonio Mundial por la Unesco. Al otro lado del río Bu Regred se halla la ciudad de Sale, convertida en barrio residencial de la capital. Ambas ciudades forman una metrópolis de mas de 1.500.000 de habitantes, que crece de forma continua, añadiéndose nuevos barrios y creando nuevas ciudades satélites. La desembocadura del río Bou Regreg fue lugar de asentamiento humano desde hace muchos milenios. Los romanos fundaron junto al río la Sala Colonia. En la época musulmana son los Almoravides los que crean una fortaleza costera, pero serán los Almohades los que construyen la ciudad, dotándola de murallas y una gran mezquita, la torre Hassan, convirtiendo las ruinas de Sala en la necrópolis del Chellad. Actualmente en Rabat se encuentra el Palacio real, datado de grandes medidas de seguridad, pero que no funciona como residencia real, sino como centro administrativo y de gobierno.

La torre Hasan es un alminar de la mezquita del mismo nombre. El sultán almohade Yaqub al-Mansur, en el siglo XII proyectaba construir la mezquita más grande del mundo después de la de Samarra en Irak, pero las obras fueron abandonadas apenas a medio construir, tras su muerte en 1199. La torre debía medir más de 60 metros, pero sólo llegó a los 44. En la actualidad, el aspecto de la mezquita es el de una gran explanada al aire libre, donde el horizonte se dilata, y el sol del atardecer juega entre hileras de pilares y columnas solitarias como centinelas, y un bosque de gruesas columnas, que ya solo sirven para sostener el cielo azul. En medio sobresale su gran torre, considerada la hermana del alminar que luego se convirtió en la Giralda de Sevilla, y del de la mezquita Kutubiyya de Marrakech.

Meknes

Meknes o Mequinez se ubica al pie de las montañas del Atlas Medio, en medio de un valle verde. Se encuentra en la región de Fez-Mequinez, siendo una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos, junto a Rabat, Marrakech y Fez, o de las 5 si incluyésemos a Casablanca. La ciudad tiene una población superior a los 600.000 habitantes, y el rio Boufekrane que la atraviesa, separa la Medina (ciudad antigua) de la ciudad nueva (llamada “Hamría”). Podrán contemplar sus enormes y muy bien conservadas murallas de mas de 40 kms de largo

El pueblo primitivo fue dominado por el Imperio romano en el año 117 a. C., pero los orígenes de este Mequinez se remontan al siglo VIII, cuando se construye una kasbah, o fortaleza. Una tribu bereber que era conocida como Meknasa se asentó en esa zona en el siglo X y el pueblo fue creciendo alrededor de la fortaleza. Vivió su época de apogeo como capital imperial con el sultán Mulay Ismaíl entre 1672 y 1727. Tras la muerte del sultán alauita, la capital fue desplazada a Fez.

Deberán recorrer La Plaza de El-Hedim, un lugar bullicioso y pintoresco que es imposible ignorar durante la visita a Méknes. Al igual que en la famosa plaza de Marrakech Jamaa el Fna, en esta plaza se vende cualquier cosa, o simplemente muestran sus habilidades saltimbanquis, tragafuegos, cuentacuentos, músicos o "domadores" de serpientes. Desde 1996, la ciudad, forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO

Fez

Fez es la tercera ciudad de Marruecos, después de Casablanca y Rabat, con una población aproximada de 1. 200.000 personas.. fue fundada por Idrís I, fundador de la dinastía de los idrisíes, en 789, en la margen occidental del río Fez.

Actualmente está dividida en tres zonas muy bien definidas: Fez el-Bali, la Medina antigua, Fez el-Jdid, la Medina nueva, y la Ville Nouvelle, la ciudad nueva, sin especial interés.

Pegada al palacio real se halla Fez el-Jdid (la nueva Medina), que recomendamos recorrer caminando. Fue fundada por los Meriníes a finales del siglo XIII bajo el nombre de "El-Medinet el-Beida" (La Ciudad Blanca), o la Nueva Medina de Fez, que pronto se convirtió en la sede del poder real. Aquí pueden destacar dos lugares de especial interés: el Palacio Real, y el Barrio Judío (Mellah) o barrio de los andaluces, donde la arquitectura y sus mercados dan carácter a la zona. Debe su nombre a que fue aquí donde se establecieron musulmanes y judíos, tras la expulsión de España por los Reyes Católicos. Lo más interesante de Fez el-Jdid es recorrer las calles principales del Mellah, especialmente su Boulevard Bou Ksissat, observando los balcones con vistas hacia la calle, algo impensable en las construcciones musulmanas tradicionales. También merece la pena destacar el mercado árabe, asentado en la calle Grande Rue de Fes el Jdid, y el mercado cubierto al inicio de la misma calle.

Finalizada la vista a Fez el-Idid, llegará el momento de visitar uno de los barrios más tradicionales de todo Marruecos, la Medina antigua de Fez, o Fez el-Bali. Un intrincado laberinto de callejas, donde si no vas acompañado de un guía tendrás muchas oportunidades de perderte

Fez el-Bali, la intrincada Medina Vieja de Fez, es la capital cultural de Marruecos. Laberíntica, caótica y atestada, la Medina Fez el-Bali comprende la zona más antigua de la ciudad y data del siglo VIII. En su interior se amontonan más de 300 barrios, unos 550.000 habitantes, y 9.000 callejones, gran parte de ellos sin salida. Aunque la norma ya no se aplica, antiguamente cada barrio contaba con una mezquita, una escuela coránica, un horno, una fuente y un hammam. Pero, en cualquier caso, para alguien que no haya nacido aquí, resulta prácticamente imposible conocer todo esto.

Sentirán un cierto alivio cuando desemboquen en una de sus calles principales, Talaa Kebira (la Gran Cuesta), tomada en gran parte por puestos de mercados de alimentos; puestos de frutos secos y dátiles, tiendas de tomates, frutas, verduras y grabdes (botellas de plástico repletas de verdes aceitunas). También carnicerías, básicamente de cordero, y puestos de naranjas… Por un callejón con escaleras, llegarán a la segunda calle más comercial de la Medina, la Talaa Seguira, o la pequeña cuesta. Aquí la oferta gastronómica continua, pero ahora con galletas, pastas, pasteles, almendras garrapiñadas, joyerías y tiendas de ropa muy tradicionales. En el interior de los portales, podrán descubrir una pequeña sastrería, o quizás taller de arreglos, donde tradicionalmente son hombres los que cosen o repasaban la ropa. Y como no, tiendas de alfombras

La curtiduría Chouwara es la más extensa de las cuatro curtidurías tradicionales que aún perviven en el corazón de la Medina Fez el-Bali. Infinidad de fosas repletas de tintes naturales componen un colorido paisaje, mientras se encargan de la producción y coloración del cuero del cordero, el buey, la cabra y el camello. Sin lugar a duda, supone uno de los panoramas más pintorescos, a la par que malolientes de la ciudad. El primer paso que se realiza en las curtidurías tradicionales es introducir las pieles en enormes cubas repletas de cal y excrementos de paloma, donde se dejan en reposo durante varios días.

Posteriormente se retiran los restos de pelo que queden adheridos a la piel y se procede a la coloración de las piezas introduciéndolas en grandes cubas rellenas de tintes naturales de diferentes colores. Y una vez que las pieles se encuentren coloreadas y secas, pasarán a manos de los artesanos que se ocuparán de transformarlas en elaborados bolsos, maletas, zapatos, cazadoras y abrigos para la venta al público.

La Mezquita Al Karaouine, la Gran Mezquita de Fez, alberga la universidad más antigua del mundo, y uno de los más importantes centros de aprendizaje islámico. Construida en el año 859, bajo el mandato de Fátima al Fihriya, actualmente, su proceso de expansión continua desde su creación hace más de 12 siglos. En 1613, el sultán Abú Inán la dotó de una fantástica biblioteca, llegando a superar las 320.000 obras y manuscritos.

Ineludible será la visita a uno de los elementos de ocio más extendidos entre la gran mayoría del mundo árabe: El hammam o baño árabe público. Realmente no cubre sólo funciones de descanso e higiene, sino que también es un lugar de reunión social. Disponen de piscinas de agua fría, templada y caliente, además de una sala de vapor, y otra de masaje con aceites aromáticos. El ambiente es silencioso y sólo se oye de fondo una música relajante, lo que permite recuperar la energía del cuerpo y descansar la mente.

En el interior de la Medina de Fes el Bali, la parte más vieja y amurallada de la ciudad de Fez, fundada por el idrisida Idris II en el año 809, vivirán una experiencia realmente extraordinaria. Esta inmensa Medina (la más grande de la ciudad de Fez y de hecho la más grande del mundo) ha conservado hasta nuestros días sus estructuras medievales., siendo considerada como la mayor zona peatonal del mundo. Fes el Bali fue clasificada como Patrimonio de la Humanidad en 1981

Montañas del Atlas medio y el desierto del Sáhara

Desde Fez, y buscando el desierto del Sahara, deberán adentrarse en el Atlas Medio, una cadena montañosa que se extiende a lo largo de 350 km, del suroeste al nordeste de Marruecos, situada entre el Rif y el Alto Atlas. Un territorio con un insólito encanto y gran riqueza en biodiversidad faunística y florística. Aquí conviven el pastoreo de los bereberes nómadas, que de momento es su mayor recurso económico, con algunas pequeñas ciudades de media altitud, y de aspecto típicamente bereber. Sus laderas aparecen cubiertas con inmensos bosques de cedros, entrecortadas por valles profundos, y bordeadas por la rica llanura de Saïs y los macizos montañosos del Atlas Medio donde habita el pueblo bereber Zayán.

Estas montañas están atravesadas por una de las principales carreteras de acceso al sur marroquí, que une Fez y Tafilalet, atravesada por pequeñas ciudades como Ifrane, con su estilo urbanístico europeo (chalets de piedra y tejados de tejas rojas), o Azrou, antigua estación de descanso construida en las pendientes de un cedral. En nuestro horizonte aparecerán los altos picos Bou Naceur de 3356 m, y el Jebel Mouâsker de 3277 m.

En una hora habrán llegado al famoso Palmeral de Erfoud, situado en el valle del río Ziz, y a 80 km de la capital regional Errachidia, Entrando en la ciudad, algunos beduinos les ofrecerán enormes y deliciosos dátiles de la región. A partir de aquí, acomodados sobre cómodos y modernos vehículos 4 x 4, comenzarán a recorrer los 45 kms del desierto del Sahara marroquí, hasta llegar a los magníficos y sofisticados campamentos de haimas donde podrán disfrutar de una autentica tarde / noche auténticamente bereber. Sobre las impresionantes dunas de Merzouga, podrán disfrutar de al menos una jornada pegados al desierto y disfrutar de la sonriente compañía de sus habitantes bereberes.

La ruta de las mil Kasbash

Dejado atrás las dunas mágicas de Erg Chebbi, en el desierto del Sahara, siguiendo una ruta sobre arena paralela al rio Ued Ziz, deberán continuar hasta Tinerhir. En este punto dará comienzo la extraordinaria Ruta de las Mil Kasbahs, nombre con que se conoce a uno de los más fascinantes roadtrips que se pueden hacer en Marruecos. Se trata de una gran carretera (la N10) con diferentes ramificaciones que se extiende durante varios centenares de kilómetros al sur de la cordillera del Atlas., y que finalizará en Marrakech, tras recorrer: las gargantas del río Todra, el Riad Ksar Ighanda en el Valle del Dades, pueblo de Ait-Ben-Haddou, la Kasbah de Taourirt, la ciudad de Ouarzazate , y el Ksar Ait Ben Haddou

Tal es la belleza, originalidad, exotismo y profunda cultura de esta Ruta de las Mil Kasbahs, que prometemos dedicarle integro el próximo articulo sobre viajes, que publicaremos el próximo junio en esta revista.

Marrakech

A día de hoy, estamos hablando de, quizás, el punto con mayor atracción de todo Marruecos para los viajeros del mundo. Marrakech es una antigua ciudad imperial en el oeste de Marruecos y un importante centro económico con mezquitas, palacios y jardines.

La Medina es una ciudad medieval amurallada y densamente poblada que data del período del Imperio Bereber, con pasajes que parecen laberintos y animados zocos (mercados) que venden cerámicas, joyas y tejidos tradicionales. El minarete morisco de la mezquita Kutubía del siglo XII es un símbolo de la ciudad visible desde millas de distancia. Y como colofón, la plaza Jemaa El Fna.

Comencemos con un paseo en coche de caballos recorriendo la zona nueva de Marrakech, el barrio del Gueliz, los Jardines de la Menara, las Murallas, la Mamounia y los Jardines de Majorelle. Sin darse cuenta, se verán inmersos en la superactiva vida de Marrakech, con su trepidante ritmo.

Estamos en una ciudad con dos caras, de una parte, la que casi siempre tenemos en mente a la hora de hablar de alguna ciudad tradicional marroquí: su Medina, con calles estrechas y serpenteantes, abarrotadas de tiendas de artesanía y productos típicos del país y siempre llenas de gente y de bullicio callejero. Pero también existe esta otra, conocida como la ciudad nueva, con su cara moderna, elegante y occidental, que encontraremos en barrios como Gueliz, que cuentan con amplias avenidas, grandes jardines, hoteles de más o menos lujos, restaurantes y clubes nocturnos. dignos de cualquier ciudad europea, ¡pero eso si!, siempre ocupada por sus activos habitantes, que ajenos al turismo mantienen su espíritu vivo y comercial. Unamos a esto su gran Muralla, con 10 puertas de acceso a la ciudad, en árabe llamadas Bab; el Palacio de Bahía, o Palacio del Pachá, un palacio del siglo XIX; y las Tumbas Saadianas

La torre mezquita Kutubía, un edificio para el culto de la religión islámica, edificado en el siglo XII bajo el mandato de Abd Al-Mumin, y representativo del arte almohade. Está situada al oeste de la Medina, y al suroeste de la plaza Jamaa el Fna. Destaca su alminar de 66 m de altura, que la convierten en el edificio más alto de la ciudad. El minarete es el símbolo y punto de referencia de Marrakech y, sin duda, el monumento más representativo de la misma. Sirvió como modelo para la construcción de la Giralda de Sevilla, y de la inacabada Torre Hasan de Rabat, de la que ya hemos hablado. Su nombre se traduce como "la de los libreros", haciendo referencia al zoco de vendedores de libros que se desarrollaba en sus alrededores con más de cien puestos.

La plaza de Jemaa el Fna es la principal plaza y el más famoso lugar de la ciudad de Marrakech, y se levanta a escasos metros de la mezquita Kutubía. Tiene grandes dimensiones y está rodeada por todos los lados, menos por uno, por la Medina, repleta de zocos clasificados por su actividad principal. En los bordes de la plaza se han establecido un buen número de cafés, como el café Francia, desde cuya terraza se tiene una magnífica vista de la plaza al completo, y restaurantes de todas las categorías, que abren sus terrazas hacia el espectáculo, que a cualquier hora del día o de la noche, se forma en este monumental escenario. Hay varias hipótesis sobre el nombre de la plaza; según alguno significa "asamblea de la aniquilación", ya que era el lugar donde se ajusticiaba a los que delinquían; también se sugiere que "asamblea" o "reunión" es una referencia macabra al hecho de que se exhibían las cabezas cortadas de los ajusticiados, rodeando la plaza, como si estuvieran celebrando una reunión. Otras teorías señalan que, puesto que la palabra ŷâmiʻ también tiene el significado de mezquita, podría significar "lugar de la mezquita destruida", en referencia a la mezquita almorávide que debió de alzarse aquí en el pasado. Todo en Marrakech gira en torno a Jemaa el Fna. Miles de personas se dan cita en este espacio público llenándolo de color, cultura y negocio. Contadores de cuentos, maestros exponiendo sus enseñanzas, encantadores de serpientes, danzantes, dentistas, vendedores de zumos de fruta, acróbatas, escritores de cartas, aguadores... un infinito número de actividades y personas que se juntan y, poco a poco van abarrotando la plaza y sus callejeas adyacentes según va llegando la noche. Los puestos de comida especializados, cada cual en su quehacer, inundan con la noche una parte de la plaza, que queda iluminada por cientos de lucecitas, e inundada de humo aportándole multitud de olores.