inmobiliaria

Fernando Encinar

jefe de estudios de idealista_

 

Nunca llovió que no escampara

En estas semanas estamos saliendo de una tormenta perfecta de casi dos meses en la que se han dado cita todos los elementos posibles para vivir una situación única, inédita en la historia y que ha paralizado la economía del planeta, aunque España sin duda ha sido de los estados donde la pandemia ha tenido un efecto más devastador.

Pero por fin está escampando. La desescalada está llegando progresivamente a todos los rincones de España y hay mercados donde la nueva normalidad está entrando con más fuerza de lo que podríamos haber previsto. En idealista lo hemos vivido en primera persona: los días siguientes al 13 de marzo experimentamos el ajuste de millones de usuarios al confinamiento. El tráfico de la página mostró que en esos días no había tiempo de buscar casa. Había otras prioridades.

A partir de ese punto comenzó una constante remontada y ya en mayo hemos vivido un intensísimo tráfico con un gran interés por encontrar una vivienda en compra o alquiler. Hemos descubierto que la casa donde vivimos no nos gusta. Y queremos cambiar. A otra casa, más grande, con más espacio, más luz, quizá con terraza o balcón o una pequeña parcela. Pero qué podemos esperar en las próximas semanas / meses en el mercado inmobiliario?

El crecimiento del stock vendrá motivado por el embalsamiento de las viviendas que se ha producido en el mercado desde el mes de marzo debido a la ausencia casi total de cierres. A esta oferta habrá que sumar las viviendas que se han publicado en idealista desde hace dos meses y que proceden de divorcios, ventas para acceder a liquidez inmediata y herencias, que serán el producto con mayor flexibilidad para reducir precio. Y si se cuenta con un profesional inmobiliario será incluso más ventajoso para el comprador. En esta crisis pasará lo mismo que en la anterior: los “chollos” los gestionarán las agencias.

Esta situación de acumulación de stock se mantendrá hasta prácticamente el cierre de 2020, cuando se estabilizará y, probablemente, a finales de primer trimestre de 2021 comenzará a reducirse el stock disponible o a mantenerse estable.

Las transacciones se han evaporado durante el confinamiento. Pero durante las últimas semanas de mayo se han puesto en marcha todas aquellas operaciones que quedaron encalladas antes del comienzo de la pandemia. Los profesionales inmobiliarios no han parado siquiera un segundo atendiendo a compradores que no se esperaban en una situación tan temprana: los inversores.

La activación de este comprador que vuelve en busca de oportunidades está provocando que en algunos mercados apenas se pueda negociar de manera relevante el precio a la baja. Aunque en idealista estamos asistiendo a un ajuste del precio de muchos anuncios, el súbito interés por comprar quizá frene el ajuste de los precios en aquellos mercados donde la demanda sigue fuerte. Los inversores podrían ser responsables de que el mercado vuelva a la normalidad antes de lo esperado, ya que aportan la liquidez necesaria para reactivar la economía y el mercado inmobiliario.

Además, muchos particulares están comenzando las gestiones para la compra de una vivienda y están siendo muy activos no solo en la búsqueda de la vivienda sino también de la financiación: las solicitudes de información en idealista/hipotecas para contratar una hipoteca se han incrementado un 60% frente a las solicitudes precovid. De hecho, es posible que la preponderancia de los inversores en el mercado de compraventa se vea reducido a partir del verano por el aumento del interés de las familias por la compra de vivienda.

Hasta hace algunas semanas había un consenso en que los precios, el tercero de los pivotes sobre el que se vertebra el mercado, se verían afectados negativamente tras esta crisis. Aún es pronto para afirmar lo contrario, pero comienzan a verse indicios de que esa caída podría incluso no ser tan aguda en los principales mercados. Igual que en 2008, no todas las zonas del país tendrán un comportamiento homogéneo. La España que se llena, en la que se concentra la demanda (Madrid, Barcelona, Málaga, Valencia, la costa mediterránea y los archipiélagos) podría no experimentar las caídas de precio tan relevantes que sí afectarán a la España que se vacía, y podría llegar a tener una recuperación más rápida que en la crisis anterior. Volvemos a una España a dos velocidades en la que, desagraciadamente, las diferencias entre ambas se acentuarán significativamente en los próximos trimestres.